El Aquàtic Paradís fue un sueño efímero. A principios de los 90, Sitges estrenaba un parque acuático de fantasía. Las risas y salpicaduras de los niños, los grupos de amigos que se desafiaban en los toboganes y los padres que se bronceaban en las tumbonas sólo duraron dos veranos. Abrumado por las deudas y la falta de sponsors, el Aquàtic dejó de ser un paraíso para convertirse en una leyenda urbana: se dice que un niño murió en sus instalaciones (la versión más gore cuenta que fue succionado por uno de los motores de la piscina de olas).
lunes
Aquàtic Paradís
El Aquàtic Paradís fue un sueño efímero. A principios de los 90, Sitges estrenaba un parque acuático de fantasía. Las risas y salpicaduras de los niños, los grupos de amigos que se desafiaban en los toboganes y los padres que se bronceaban en las tumbonas sólo duraron dos veranos. Abrumado por las deudas y la falta de sponsors, el Aquàtic dejó de ser un paraíso para convertirse en una leyenda urbana: se dice que un niño murió en sus instalaciones (la versión más gore cuenta que fue succionado por uno de los motores de la piscina de olas).
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